Nunca he sido bueno para madrugar,
mis ojos siempre quieren quedarse cerrados cinco minutos mas
y a mi cuerpo le encanta mesclarse entre las sabanas.
Creo que es por que me gusta empezar el día de a poco, no llegar pararse/desayunar/ducharse/Ir a trabajar.
no me gusta eso.
no me gusta que el empezar de mi día lo determine mis horas laborales.
me auto engaño, poniendo el despertador horas adelantadas, para poder perderme en las sabanas 5 minutos mas.
pero algo cambio...
desde que despierto a tu lado, despierto bien, ya no me pierdo en las sabanas,
me pierdo en tus brazos y caricias.
Todas las mañanas abro los ojos dos horas antes que el despertador suene,
te arropo, y te acaricio, te abrazo, me acurruco a tu lado y cuido tu sueño hasta que me vence el mio.
No se cuanto tiempo pasa en esos minutos, podrían ser minutos, u horas
nunca había disfrutado tanto las mañanas, ni la luz que se cuela por la ventana
Es una sensación entre sueño y realidad, como cuando estas en paz, o adormilado, en que la atmósfera de la habitación, solo tiene nuestros sueños...
1 comentario:
Publicar un comentario